domingo, 24 de octubre de 2010

1984, el libro de cabecera del doctor Bilardo

La táctica es el componente estático del fútbol. La parte rígida que sirve para que cada jugador sepa por dónde debe moverse y qué funciones tiene que cumplir dentro del campo. Trasladado a una sociedad, se podría decir que la táctica es el sistema que la rige.

En 1984, el libro de George Orwell, el socialismo que impera en Oceanía, el lugar que eligió para desarrollar su historia (en el libro el mundo esta dividido en tres estados: Oceanía, Eurasia y Asia Oriental), sería el sistema táctico de la sociedad. En este caso, una táctica totalmente bilardista, entendiendo siempre al bilardismo como un sistema completamente amarrete. El Gran Hermano, figura máxima del Partido Interior, que gobierna en Oceanía, desempeñaría el mismo rol que Carlos Salvador Bilardo.

Para controlar a los miembros del partido, el Gran Hermano tiene a la policía del pensamiento. Su función es evitar que los que piensan distinto puedan expandir esas ideas. La insubordinación en intolerable. Por su lado, Bilardo controlaba todo él mismo. Entraba a la habitación de los jugadores a las tres de la mañana o los llamaba a sus habitaciones para saber si se acordaban a quien debían marcar.

El protagonista de la novela es Winston Smith. Trabaja en el Ministerio de la Verdad. Su función es adaptar las noticias a los intereses del partido. Manipular la realidad. En los equipos de Bilardo esa función la cumplía el capitán. Es el que se acercaba al árbitro para decirle que su compañero no le había hecho nada al rival y no merecía amarilla, aunque el rival quizás estuviera revolcándose fracturado en el piso. Aunque eso no es exclusivo del bilardismo, pasa en el fútbol en general.

La principal diferencia que se puede ver en los sistemas es que en el libro, muchas cosas llevan la palabra victoria agregada. Por ejemplo, la Plaza de la Victoria. También se ve en las cosas que pueden consumir los habitantes de Londres, la cuidad en la que viven los protagonistas, como la ginebra de la victoria o los cigarrillos de la victoria. En el bilardismo, se deberían reemplazar esos nombres por la Plaza de los empates, la ginebra del empate y los cigarrillos del empate. Así, se debería hacer con todo lo que lleve la palabra victoria.

En definitiva, si usted lector no leyó el libro podrá tener una idea de cómo viven los protagonistas de la novela bajo las normas del Partido Interior del Gran Hermano. Bajo un socialismo que mantiene sus vidas totalmente estructuradas y en el que se manipula la realidad para que así se mantenga. Los equipos de Bilardo se ganaron la fama de jugar al límite del reglamento y todos colgados del travesaño en la búsqueda del punto. Por eso, si se permite una licencia para comparar la táctica en el fútbol con el sistema que rige una sociedad, el socialismo del Gran Hermano encontraría su reflejo en el bilardismo. Ah, los equipos de Bilardo no toman ginebra del empate, toman Gatorei.

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